lunes, 11 de febrero de 2013

SIEMBRAS AL CONTORNO O EN CURVAS A NIVEL.



 Siembras al contorno o en curvas a nivel.

También se le llama siembra en contra de la pendiente o siembra atravesada a la pendiente. Las Siembras al contorno o en curvas a nivel consiste en hacer las hileras del cultivo en contra de la pendiente siguiendo las curvas a nivel. Se recomienda para cualquier clase de cultivo cuando la pendiente del terreno es mayor al 5%.

La importancia de esta práctica es que al sembrar las hileras del cultivo en contra de la pendiente, las demás labores del cultivo como limpieza y aporques, se hacen de la misma manera. Además, cada surco o hilera del cultivo se oponen al paso del agua de lluvia que no se logra filtrar en el suelo, disminuyendo su velocidad, y así hay menos arrastre del suelo y nutrientes.

Una forma sencilla de hacer la siembra en contra de la pendiente del terreno es trazando en el centro de la parcela una curva a nivel con el agro-nivel o nivel "A". Esta curva trazada será el surco o hilera madre que servirá de línea guía para trazar las demás hileras del cultivo paralelas a este surco madre, tanto hacia arriba como hacia abajo del terreno hasta que quede cubierta toda la parcela.

Para proteger mejor los suelos inclinados, se recomienda combinar esta práctica con otras de mayor eficiencia para el control de la erosión como las barreras vivas, barreras de piedras y zanjas de ladera.



Siembra al contorno o en curvas a nivel.





Barreras vivas.


 Esta práctica de conservación de suelos consiste en sembrar hileras de plantas perennes o de plantas de crecimiento denso o de buen macollamiento en contra de la pendiente del terreno siguiendo las curvas a nivel o desnivel. Las plantas que generalmente se usan son pastos como el king grass, zacate guinea, valeriana, zacate limón, piña, caña de azúcar, entre otras. Estas plantas se pueden sembrar en hileras dobles o al tresbolillo, distanciadas de 15 a 20 centímetros (un jeme o una cuarta de la mano), separada una barrera de la otra según la pendiente del terreno y la clase de cultivo. La importancia que tiene esta práctica es que disminuye la velocidad del agua de lluvia que no se logra filtrar en el suelo, y como es de crecimiento denso retiene gran cantidad de suelo y nutrientes. Además, aumenta la filtración del agua ayudando a conservar por mayor tiempo la humedad en el perfil del suelo.


Algunas barreras vivas pueden proporcionar pasto de corte para animales de corral o frutas como la piña que se pueden vender, generando ingresos económicos a la familia. También se pueden establecer barreras vivas de arbustos y árboles como el gandul, el madreado y el pito, que además de proteger el suelo de la erosión pueden producir granos como el gandul (para alimentación humana), así como forraje, abono verde y leña.

Estas barreras vivas de arbustos y árboles pueden sembrarse a distancias de 20 a 30 centímetros en hileras simples o dobles, y en el pie deben llevar un trenzado de ramas que ayuda a una mayor retención de suelo.



Siembra al contorno o en curvas a nivel.


Barreras de piedra.

Son un tipo de barreras muertas que también se les llama muros de piedra y consisten en muros de contención construidos de piedras en contra de la pendiente del terreno, distanciados unos de otros según la pendiente del terreno y la clase de cultivo (algunas especies brindan mayor protección que otras). Se justifica el uso de esta práctica en terrenos con mucha piedra superficial.

La importancia de la barrera de piedra es igual a la barrera viva, pues disminuye la velocidad del agua de lluvia que no se logra filtrar en el suelo, además de retener partículas de suelo y nutrientes, evitando así el arrastre de la capa de suelo cultivable.

También ayuda a una mayor filtración de agua en el perfil del suelo. Otra ventaja de estas barreras es que deja el terreno limpio de piedras, facilitándose las otras labores del cultivo como siembra y chapia. El muro de piedras se establece en pendientes de 5 a 60%, generalmente a una altura de 50 centímetros y una base o ancho de 30 centímetros. Cuando se hacen del tipo cimiento, se les da una profundidad de 10 centímetros por cada 50 centímetros de altura.

La desventaja de esta práctica es su alto costo de construcción, ya que requiere de una gran cantidad de mano de obra para hacer la remoción, acarreo y colocación de la piedra, pero a la vez tiene muy buena aceptación por el agricultor por la duración y tradición que existe de construir estas cercas.
 




Siembra al contorno o en curvas a nivel.




Fuente: http://www.fundesyram.info/biblioteca/displayFicha.php?fichaID=918



Terrazas individuales.

La terraza individual es una estructura en forma circular con diámetro de 1 a 2 metros que se usa para el manejo de árboles frutales en terrenos con pendientes de 12 a 60%. El banco o terraplén de la terraza debe tener una pequeña inclinación hacia adentro, o pendiente inversa, de 5-10%. Debe llevar a un lado un pequeño canal de desagüe que evita que el agua almacenada vaya a desbordarse por el talud inferior o de relleno. Se recomienda hacer la construcción de las terrazas individuales antes de establecer la plantación de los árboles frutales, ya que así se evita destruir hasta más del 70% del sistema radicular y también causar otros problemas a los árboles.

Cuando se establecen frutales en terrazas individuales, se recomienda disponerlas en un marco de plantación en triángulo o al tresbolillo, para darle mayor protección al suelo, tanto con el sistema radicular del árbol como con la mayor cobertura de follaje que evita el impacto directo de las gotas de lluvia, al haber mayor cantidad de árboles por área.

La terraza individual no se recomienda como medida para el control de la erosión, sino que debe ir acompañada con otras prácticas de conservación de suelos como barreras vivas, muros de piedra, zanjas de ladera y terrazas angostas.

La importancia de las terrazas individuales es que pueden almacenar de 10 a 20 litros de agua por terraza, conservándose así por mayor tiempo la humedad en el suelo. Además, permite una mayor eficiencia del agua de riego, y mayor aprovechamiento de fertilizantes y plaguicidas que se aplican al suelo, al reducir las pérdidas ocasionadas por el agua de escurrimiento.




Siembra al contorno o en curvas a nivel.







Bibliografía.
SIEMBRAS AL CONTORNO O EN CURVAS A NIVEL.

Guía sobre prácticas de conservación de suelos.
Fundación Hondureña de Investigación Agrícola.
Proyecto UE- CUENCAS
La Lima. Cortés, Honduras, C.A. Mayo de 2004.
Páginas 14 – 17.

web.catie.ac.cr/Siad_1/doc_pdf/GUIA CONSERVACION SUELOS FHIA.pdf

 

domingo, 3 de febrero de 2013

Agroecología y agricultura ecológica


Agroecología y agricultura ecológica.

Extraído de un texto de José Luis Porcuna, Joaquín Arnau, Antonio Jiménez,
Carmen Ocón y Víctor Zacarés. Servicio de Sanidad Vegetal. Silla (Valencia)

La agroecología.

La agroecología surge en Latinoamérica como respuesta a la crisis ecológica y sobre todo
frente a los graves problemas medioambientales y sociales generados por el "desarrollismo". Pronto
se muestra, también en Europa, como la ciencia necesaria para interpretar el grave deterioro de los
agrosistemas, que requerían cada vez más la utilización de grandes cantidades de insumos para
mantener sus capacidades productivas, generando a su vez problemas de contaminación ambiental
y toxicológica.

La agroecología como ciencia puede ser definida como "la disciplina científica que
enfoca el estudio de la agricultura desde una perspectiva ecológica, pretendiendo construir un
marco teórico cuyo fin es analizar los procesos agrarios desde una perspectiva holística
(global), incluyendo las perspectivas del espacio y del tiempo y considerando ensamblados los
problemas sociales, económicos y políticos como partícipes activos y pasivos en la configuración y
desarrollo de los sistemas agrarios".

La agroecología, como ciencia de síntesis, pretende dar respuesta a estas situaciones de
desequilibrio mediante un análisis global. La agroecología se manifiesta como una ciencia viva,
una ciencia con corazón, una ciencia que no pretende estar en el pasado, ni en los libros, ni en
las elucubraciones de los historiadores agrarios. Una ciencia que no tiene límites, ni es aséptica, ni
ajena a la realidad tangible de la agricultura moderna de principios de siglo XXI. Una ciencia
políticamente democrática, porque incorpora y tiene presente en su análisis a la mayoría de los
ciudadanos, constituida inevitablemente por los que aún tienen que nacer. Una ciencia
económicamente justa y solidaria, en cuanto valora la multifuncionalidad de las parcelas
agrarias, especialmente en los servicios que prestan a la naturaleza los campos cultivados:
manteniendo el paisaje, preservando la biodiversidad, conservando los suelos, sosteniendo una
población, su cultura, sus ritos y sus tradiciones..., al margen del valor que puedan obtener sus
productos en los mercados internacionales. Una ciencia socialmente ética en la que aparece,
como una inexcusable obligación por parte de cualquier investigador vinculado, introducir tales
consideraciones en sus perspectivas de análisis. Por último la agroecología se define
agronómicamente sostenible, puesto que se dota de los instrumentos científicos necesarios para el
análisis y el diseño de sistemas agrarios perdurables.

En la investigación agroecológica se considera a los agrosistemas como las unidades
fundamentales de estudio. En tales sistemas la transformación de la energía, los procesos
biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados y analizados como un todo indivisible.
Por lo tanto al agroecólogo le interesa, no sólo la maximización de la producción de un componente
particular, sino más bien la optimización del agrosistema como un todo. Es decir, se plantea la
investigación como una serie de interacciones complejas entre personas, cultivos, suelo, animales,
etc... por lo tanto sus herramientas de trabajo han de ser las estrategias que permitan
aprovechar las sinergias existentes entre los distintos componentes del agrosistema.

Desde el momento en que se plantea la necesidad de trabajar con unidades mayores que el
cultivo (una cuenca, una región agrícola...) y con procesos (reciclado de nutrientes...) la
especialización científica aparece como una barrera para un conocimiento más global.
Integrar todos estos elementos constituye un esfuerzo muy importante para los investigadores que
intentan su construcción, ya que transciende la actuación de los propios grupos interdisciplinares en
el sentido de que, más que requerir una suma de conocimientos, requiere que desde distintas áreas
se piense en común, construyendo pensamientos globales que sirvan para diseñar un nuevo y
compartido espacio teórico.

Aunque la agroecología aún no ha señalado sus límites, las investigaciones y trabajos
realizados hasta ahora, especialmente por el Dr. Miguel Ángel Altieri (Universidad de Berkeley,
California), han conformado un conjunto de premisas que constituyen las bases epistemiológicas de
esta nueva ciencia emergente.

1.- Los sistemas biológicos y sociales tienen un potencial agrícola.
2.- Este potencial ha sido captado por los agricultores tradicionales mediante un proceso de
ensayo, error, selección y aprendizaje cultural.
3.- Estos sistemas biológicos y sociales hay coevolucionado de forma tal que cada uno
depende de la retroalimentación del otro.
4.- El potencial de los sistemas agrarios y sociales puede ser mejor entendido estudiando
cómo las culturas agrícolas tradicionales han capturado ese potencial.
5.- La combinación de los conocimientos sociales y ecológicos, junto con el conocimiento
desarrollado por las ciencias agrícolas, puede mejorar ambos agrosistemas: los tradicionales y los
modernos.
6.- El desarrollo agrícola enfocado a través de la agroecología pone su énfasis en la
conservación de las opciones culturales y estrategias agrícolas para el futuro y, en consecuencia,
tendrá menos efectos perjudiciales que los enfoques de la ciencia agrícola convencional.

La dificultad de la agroecología estriba, al menos respecto a otras ciencias, en que mientras
en las demás la suma de conocimientos sirven para caminar de lo desconocido a lo conocido, en
ésta la globalización o la síntesis desde distintos espacios del conocimiento hacen avanzar desde
lo conocido en la dirección de lo desconocido. Mientras que en las otras ciencias el análisis y
la reducción sirven para aclarar y separar los elementos que definen un determinado
comportamiento, en ésta la globalización y la síntesis de cada una de las parcelas en que se divide
y subdivide la ciencia ortodoxa anulan los propios presupuestos de partida creándose un
espacio para la reflexión en vez de un espacio de conclusión.

La agricultura ecológica.

Desde la perspectiva agroecológica la "agricultura ecológica" aparece como una más de las
agriculturas alternativas. Después de su regulación en la Unión Europea, esta consideración de
"alternativa" sólo es válida en la medida en que la agricultura ecológica:

- contribuya a crear un medio ambiente equilibrado,
- proporcione rendimientos sostenidos,
- preserve la fertilidad de los suelos,
- incremente el control natural de plagas mediante la potenciación de los sistemas naturales
de control,
- permita producir recursos que surjan como consecuencia de las combinaciones de
cultivos, árboles, animales, etc. en distintas composiciones espaciales y temporales, aprovechando
sus complementariedades y sinergismos.

Sin embargo la agricultura ecológica, tal y como la conocemos hoy, no llega en muchos
casos a ser más que un conjunto de normas y métodos, a veces con una gran carga simbólica, que
ha servido, y sirve indiscutiblemente aún hoy en la actualidad, para resaltar la innecesidad de los
usos y abusos habituales de la agricultura química. La agricultura ecológica demuestra que es
posible obtener productos de mejor calidad sin contaminar el medio ni a las personas
que en él habitan.


Por lo tanto, mientras que la agroecología es una ciencia, la agricultura ecológica
constituye una estrategia de tránsito hacia sistemas más sostenibles. Otras estrategias
como la producción integrada, la agricultura del no laboreo, la permacultura, etc. forman parte de
un conjunto de caminos que facilitan el cambio a un modelo agrícola más humano y ecológico.
Entre estos modelos, la agricultura ecológica constituye sin duda la estrategia más armonizada y
con un cuerpo teórico más documentado.